El deporte representa un estilo de vida y, como tal, nos ayuda a relacionarnos con otras personas.
Mejora, por tanto, nuestro estado anímico y facilita en cierta medida nuestro día a día.
Existe un gran número de personas en riesgo de exclusión social por lo que cualquier actividad deportiva puede servirles de refugio. Sólo hay que saber valorar en qué ámbito podrían encajar mejor y así colaboraremos en una mejoría considerable de sus vidas.
Las actividades deportivas también representarán una herramienta educativa y terapéutica para personas con discapacidad.
Deporte e inserción social
Sería importante detectar el comportamiento problemático que muchos jóvenes manifiestan en barrios socialmente desfavorecidos. La degradación de estas zonas influye negativamente en estos chicos y les lleva a adoptar conductas que van mermando sus condiciones de vida considerablemente.
Entre los mecanismos más importantes de inserción juvenil encontraríamos el deporte, ya que analizando particularmente cada caso podremos conseguir un cambio radical en la forma de plantearse sus vidas.
Existen diversas asociaciones y centros que llevan a cabo las tareas necesarias para poder detectar estos problemas y tratar de poner una solución. Todo ello lo efectuarán atendiendo al grado de deterioro de las condiciones vitales de estos grupos.
Por tanto, tendremos en cuenta:
- Si se trata de un deterioro leve. Se da principalmente en adolescentes que sufren pequeños problemas escolares o familiares y atajaremos estos casos con medidas de animación en general que prevengan un empeoramiento.
- Cuando se da un deterioro grave. Se trata de jóvenes con una edad más avanzada con problemas de toxicomanía, delincuencia, violencia, etc. Se requerirá un personal más completo y el objetivo será rehabilitarlos.
- En un deterioro de gravedad extrema. Existes diferentes riesgos vitales en casos como alcoholismo, adicciones a nivel avanzado, etc.
Por tanto, el deporte supondrá una medida que les ayudará, pero hemos de tener claro que debería venir acompañado de soluciones más drásticas.
La dificultad del uso del deporte en cada uno de estos casos crecerá exponencialmente dependiendo de la gravedad de la situación.
Integración social a través del deporte adapado
Una persona con discapacidad ha de gozar de cualquier tipo de oportunidad y, por tanto, no sentirse rechazado. Mediante la práctica deportiva mejorará su desarrollo físico, social y psicológico.
El deporte ha evolucionado notablemente desde su concepción como actividad de ocio, llegando ser una gran herramienta integradora.
Existen diversos tipos de discapacidad por lo que para poder actuar sobre ellos tendremos primero que saber distinguirlos. Podríamos diferenciar:
- Discapacitados físicos: Disminución de sus facultades físicas.
- Discapacitados psíquicos: Disminución total o parcial de su actividad intelectual.
- Discapacitados sensoriales: Disminución funcional de alguno de sus sentidos básicos.
- Enfermos mentales: Presentan trastornos psiquiátricos.
Es por ello que, conociendo bien a quién nos dirigimos, deberemos orientar nuestra actuación con el fin de facilitar su integración. Trataremos la situación con total normalidad, con los medios e infraestructuras necesarias y siendo conscientes de lo que pretendemos es mejorar su autoestima y crear un afán de superación capaz de eliminar las barreras que a priori pudieran parecer infranqueables.
Por tanto, el deporte, lejos de ser únicamente una actividad que mejorará nuestra condición física, supondrá un medio de integración para aquellas persionas más desfavorecidas y aquéllas que presenten algún tipo de discapacidad.
Con los conocimientos necesarios, mediante la práctica deportiva conseguiremos unos resultados que hace años parecían impensables pero que poco a poco se han ido asentando en nuestra sociedad actual.